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MATT HENRY // Nostalgia cinematográfica sublimada

  • Felipe Rodríguez-Mattern
  • 22 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 11 mar

En la constelación de la fotografía contemporánea, donde la inmediatez digital ha convertido la imagen en un bien fugaz, Matt Henry se erige como un demiurgo visual, un orquestador de universos paralelos en los que la memoria no es solo evocación, sino una construcción meticulosa, una ficción con alma de documento. Su obra, intrincadamente ligada a la imaginería del sueño americano de mediados del siglo XX, ha seducido a la crítica por su capacidad para diseccionar lo mítico a través de una puesta en escena de precisión quirúrgica, donde cada elemento —desde el cromatismo hasta la composición escenográfica— responde a un rigor narrativo que trasciende lo puramente fotográfico.


Fotografías por Matt Henry ©

Texto y curaduría de contenido

por Felipe Rodríguez-Mattern .



Henry no captura instantes: los fabrica. Sus imágenes son fotogramas de un metraje inexistente; fragmentos de un guion inacabado que el espectador es instintivamente llamado a completar. La teatralidad es su aliada y el artificio, su mayor virtud. Sus composiciones, rebosantes de referencias al cine de culto y a la estética pulp, evocan tanto la crudeza de un roadtrip thriller como el lirismo contenido de una postal desvaída por el tiempo. En este sentido, su trabajo se inscribe en la tradición de la fotografía escenificada, donde lo cinematográfico y lo pictórico se entrelazan en una coreografía de luz, atmósfera y emoción latente.


La crítica ha sido enfática en reconocer la singularidad de su propuesta. Cultura Inquieta celebra su obra como “un homenaje colosal a la imaginería Lynchiana, donde la iconografía americana se sublima en un juego de luces y sombras que oscila entre la nostalgia y la inquietud”. Por su parte, Smithsonian Magazine destaca su habilidad para encapsular la esencia de una era sin caer en la mera reproducción nostálgica, logrando que sus imágenes, aun en su deliberada estilización, posean una autenticidad irrefutable.



Más allá de la meticulosidad estética, lo que realmente distingue la obra de Henry es su capacidad para problematizar el relato oficial del sueño americano. A través de sus enigmáticas escenas, subraya la disonancia entre el ideal y la realidad, la utopía y la desilusión. Sus personajes, enmarcados en paisajes detenidos en el tiempo, parecen atrapados en un bucle de promesas incumplidas, donde la belleza y el desencanto conviven en una tensión constante. Es en este juego de contrastes donde su obra adquiere una profundidad que la eleva por encima del mero ejercicio estilístico.




Exhibido en espacios de renombre como la Michael Hoppen Gallery, su trabajo ha sido descrito como “un teatro de lo mundano donde los dramas más esenciales de la naturaleza humana—el deseo, la soledad, la búsqueda de significado—se desarrollan en escenarios de apariencia bucólica, pero de trasfondo inquietante”. Aunque su estética se nutre de un pasado icónico, sus imágenes resuenan con una actualidad insoslayable, reafirmando la atemporalidad de sus inquietudes temáticas.


Matt Henry no es solo un fotógrafo; es un demiurgo de la imagen, un director de orquestaciones visuales donde lo ficticio y lo real se confunden en un juego de espejos. En su obra, el pasado se erige como un terreno maleable, un espacio de reconstrucción en el que la historia deja de ser un relato inmutable para convertirse en un ente mutable, abierto a reinterpretaciones infinitas. En sus imágenes, lo que parece una remembranza es, en realidad, una nueva narrativa, un eco del ayer que resuena con la fuerza de lo eterno.



Matt nació en el año 1978 y creció en las colinas del norte de Gales. Ahora vive en Brighton, Inglaterra. Estudió una Licenciatura en Política en la Universidad de Nottingham y un Máster en Fotografía en la Universidad de Brighton.



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